martes, 12 de octubre de 2010

La definición del viento

Domingo. Octubre. Otoño. No merece la pena buscarle una definición al viento. Afuera no hay más que hojas secas y gotas colgando en el ambiente. Dentro de esta habitación hay un alambre. Nada merece la pena. Ya no estás y tal vez preparar café para mí solo tampoco merezca realmente la pena. A lo mejor ojearle unas páginas a Dickens. Quizás escuchar alguna pieza de Erik Satie lo merezca. Lo que no creo es que merezca la pena intentarlo. Te llamaré. Voy a llamarte. Lo cierto es que hoy, durante un par de horas, he intentado dibujar. Eso sí que merecía la pena. De un solo trazo. Tu boca en un papel. En un papel enorme. […] No lo he conseguido. Y tampoco he conseguido definir el viento que hace esta tarde. Mejor no te llamo. Mejor no. Un viento de larvas congeladas golpea la ciudad como un acantilado. Nada. No te llamo. El viento. Ah, sí, el viento. No merece la pena explicar algo que se define con un soplido.



Música: Erik Satie - Trois Gymnopedies No. 3
Texto: Diego Álvarez

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